sábado, 24 de enero de 2015

La Fama: cuenta y vale





Por Juan José Pérez Bell

No, el pollo no bajó. No, tampoco se acabó el calor. No, mucho menos nos libramos de la corrupción.
La reciente elección de Pedro Martínez para integrar el Salón de la Fama del béisbol de Grandes Ligas no logró que ninguna de esas cosas sucediera, lamentablemente. Pero hay que responder con un sí rotundo si la pregunta formulada es ¿tiene alguna importancia real la citada exaltación?
La burla que expresaron unas pocas personas al ver la alegría con la que fue recibida esa información, me animó a destacar la valía que este acontecimiento supone, ya no en su individualidad, sino para una colectividad, que carece de buenas noticias, y a veces hasta de buena imagen en el plano internacional.
La primera vez que viajé hacia Estados Unidos quedé impactado porque noté que el personal de la aerolínea trataba a los dominicanos con cierto desprecio, muy diferente a como lo hacían con los viajeros de otra nacionalidad. En otra ocasión visité a Costa Rica, y comprobé que mis compatriotas no gozaban de muy buena reputación.
Puede que los mencionados sean casos aislados, puede que no. Lo que quiero significar es que una marca será aceptada o rechazada en la misma medida en que los valores que representa sean positivos o negativos.
Pedro Martínez suma puntos a nuestra marca país. De alguna manera, sus logros, su buen comportamiento, su grandeza y todos los atributos que pudiera tener, se transfieren al concepto “dominicano”, de la misma manera que hechos perniciosos como la falsificación de documentos, el tráfico y consumo de sustancias prohibidas o la corrupción, laceran la percepción que se tiene sobre nosotros en el extranjero.
El nativo de Manoguayabo ahora es un símbolo que reivindica a toda una nacionalidad. La dimensión que ha alcanzado nos remarca en el mapa mundial y su prestigio puede, directa o indirectamente, rendirnos dividendos en el turismo y en otras áreas económicas. ¿No fue el talento de nuestros peloteros lo que hizo que las organizaciones de Grandes Ligas invirtieran millones de dólares para construir academias de beisbol en nuestro país?
Ojalá haya muchos Pedro Martínez más. Quiera Dios que se multipliquen los Al Horford, Félix Sánchez y Gabriel Mercedes, pero también los Juan Luis Guerra, Oscar de la Renta y Michel Camilo. Así cada vez tendremos menos de que avergonzarnos y más de que enorgullecernos. Así también se hace patria. Así se hace marca.

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