miércoles, 18 de mayo de 2011

Contratos lujosos de jugadores veteranos,un dolor de cabeza

Esta situación no se va a volver más fácil, sino más difícil.

Los problemas de Jorge Posada lo han obligado a él y a los Yankees a confrontar una de las realidades menos agradables del deporte: los jugadores envejecen, a veces rápido y dolorosamente. Les pasa a todos los grandes, menos aquellas estrellas que deciden retirarse relativamente jóvenes, en vez de verse obligados a hacerlo después.

Esos-peloteros como Andy Pettitte, Mike Mussina y Will Clark-son la excepción. Es más común ver que a los grandes peloteros haya que decirles-a veces repetidamente y con mucha fuerza-que ya no dan la talla. Con contratos más grandes y más largos para jugadores ya entrados en edad, habrá más momentos como el que vimos con Posada en Nueva York el fin de semana pasado.

Jorge Posada ha visto pasar sus mejores días en el béisbol. (AP)

Muy poco de la saga de Posada se manejó con delicadeza. Pero en el fondo, los Yankees saben algo. No tiene sentido el continuar poniendo a jugar a un pelotero que una vez fue grande. Cada organización debe reconocer que es hora de seguir adelante si son serios en su objetivo de ganar. Eso incluye estrellas bien queridas por todos.

Casi tan pronto como un equipo se compromete contractualmente con un jugador en los últimos años de su carrera, debe planificar cómo va a apartarlo de relevanica poco a poco. El momento llegará. Tal vez no sea de una vez, pero se acerca. Se acerca en Nueva York, Filadelfia, Anaheim y Houston.

Ninguna organización, ni siquiera la de los Yankees, puede darse el lujo de hacerse la idea de que nunca llegará ese momento. Hasta recursos económicos ilimitados no pueden salvar un club de lo feo cuando un jugador que una vez formó parte de la élite confronta el final de su carrera.

Ya ha pasado con los Mulos, y no fue la última vez. El declive de Derek Jeter, que remonta al año pasado, aumenta con cada juego y es más difícil de ignorar. Sin embargo, el torpedero sigue ocupando un sitial privilegiado en el lineup de Nueva York. Alex Rodríguez sigue siendo un gran pelotero, pero también va en descenso-su porcentaje de slugging ha disminuido en cada temporada desde el 2007.

Hasta podría suceder con el cerrador panameño Mariano Rivera, aunque no es difícil imaginar al derecho como la excepción, como el que sí se despide aún en plenas condiciones.

¿En Filadelfia? Claro que sí. Ryan Howard tendrá 36 años de edad cuando venza su contrato con los Filis. En los Angelinos Torii Hunter también tendrá 36 al final de su actual pacto, y ya se ve en declive. Los Astros ya están lidiando con la misma situación al tratarse del toletero panameño Carlos Lee. En Colorado, Todd Helton está revitalizando su carrera, pero no apostaría a que siga igual a los 38 o 39 años.

Ninguna de estas situaciones, sin importar el final, será agradable. Pero todas se ven venir. Pero las peores pueden postergarse.

Una estrategia es operar como los Rays y simple y llanamente no permitir que llegue a ese punto. Tampa Bay, por necesidad, ha rehusado sobre pagar por la fase de declive de sus estelares. Hasta Carl Crawford, quien llegó a la agencia libre relativamente joven, tendrá 36 años cuando expire su contrato con los Medias Rojas. No quiere decir que vaya a estar por el suelo, pero es probable que sea un jugador diferente a como es ahora.

Tampa Bay ve estos problemas para el futuro y prefiere no tener que lidiar con ellos. Desmond Jennings aún no está en Grandes Ligas, pero llegará pronto y sabe jugar. Los Rays también dejaron ir al dominicano Carlos Peña, en vez de retener a un pelotero que fue parte de la revitalización de la franquicia.

Pero cuando no es una necesidad económica, como en el caso de Tampa Bay, es más difícil venderlo al público. Los Yankees sentían que no estaban en posición de decirle adiós a Jeter, aun cuando veías señales de su declive. Cuando Nueva York firmó a Posada a su contrato actual, tenía 35 años y venía de una temporada en que fue candidato al JMV. Cuando tienes el dinero disponible, muchas veces es bueno actuar de manera agresiva para retener a tus mejores peloteros, aun a sabiendas de que el trato podría verse bien negativo en sus últimos años.

Entonces, las organizaciones inteligentes deben ver las contingencias. Es crucial desarrollar alternativas dentro del propio sistema del equipo y integrarlos poco a poco. También es importante seguir los consejos del famoso Branch Rickey, quien afirmó que es mejor cambiar a un jugador un año antes de lo debido, en vez de un año después de lo indicado. El sentimentalismo resulta en más malas decisiones en el béisbol que casi cualquier otra cosa.

Al fin y al cabo, se reduce a eso cuando llegan a este punto: ¿sentimentalismo o victorias? No es tan sencillo como correcto o incorrecto, pero vale la pena recordar que los equipos que ganan generan muchos recuerdos. El construir el próximo campeón ayuda a que los fans se preocupen tanto por el trato a los viejos favoritos.

Y si la decisión es quedarse con el icono, el club debe estar preparado para un final difícil, porque va a ser así. Sin excepciones.

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