martes, 12 de octubre de 2010

Una serie donde manda el pitcheo


Luego que sus Rojos de Cincinnati fuesen barridos en tres juegos, el manager Dusty Baker caviló ante la pregunta sobre si podía mencionar a un trío de lanzadores abridores comparable a Roy Halladay, Roy Oswalt y Cole Hamels.

Baker remontó a casi 40 años atrás y apuntó a los Orioles de Baltimore con un rotación que tuvo a cuatro iniciadores con 20 victorias: Jim Palmer, Dave McNally, Mike Cuéllar y Pat Dobson.

"Hace tiempo que no veía a un grupo tan bueno", dijo Baker. "La clave es el pitcheo y ellos nos montaron a tres que son excelentes. Será como un parto vencerles, sobre todo si están lanzando de esa manera".

El pitcheo de los Filis se encargó de maniatar a la mejor ofensiva de la Liga Nacional al extremo que los 11 hits de los Rojos representaron la cantidad más baja en una serie de cinco partidos, dos menos que la cantidad conectada por los Rangers de Texas ante los Yanquis de Nueva York en 1998.

Luego que Oswalt llegó a Filadelfia el 29 de julio en un canje con Houston, el trío acumuló marca de 20-7.

El H2O, el apodo por la molécula del agua que en Filadelfia se le ha dado a su tres ases de espadas (las H por los apellidos de Halladay y Hamels y la O por Oswalt), tendrá ahora que batirse ante otro grupo formidable.

Los Gigantes de San Francisco, sus rivales en la serie de campeonato de la Liga Nacional, cuentan con Tim Lincecum (el ganador del Cy Young los dos últimos años), Matt Cain y Jonathan Sánchez. Y muy bien podrían ser cuatro, ya que el novato Madison Bumgarner pide a gritos que le tomen en cuenta.

Desde el esperado duelo Halladay-Lincecum para el primer juego el próximo sábado, la serie se define exclusivamente por la excelencia de los lanzadores abridores de ambos equipos.

Los cuatro abridores de los Gigantes limitaron a Atlanta, un equipo menguado por las lesiones de Chipper Jones y Martín Prado, a tres carreras sucias en 29 innings. Los Bravos sólo anotaron nueve carreras en total.

Pero San Francisco sólo anotó dos carreras más y eso le bastó para ganar su primer duelo de playoffs en ocho años y volver a la serie de campeonato desde que en 2002 perdieron la Serie Mundial.

"No hay palabras para elogiar a nuestro pitcheo", dijo el jardinero de los Gigantes Cody Ross. "Anotamos un puñado de carreras y ganamos la serie en cuatro juegos. Eso te muestra lo fundamentales que son".

La gran expectativa para el primer juego en Filadelfia gira en torno al mano a mano Halladay-Lincecum.

Ambos tuvieron majestuosos debuts en postemporada, suscitando un encendido debate sobre cuál de los dos lo hizo mejor.

Halladay lanzó un juego sin hits en la apertura de los Rojos, apenas el segundo en la historia de las mayores en una postemporada. A la noche siguiente, Lincecum tiró una blanqueada y ponchó a 14 rivales.

A primera vista, el antojo es darle la ventaja a los Filis, que intentan convertirse en el primer club de la Liga Nacional que se clasifica al Clásico de Otoño en tres años consecutivos desde los Cardenales de San Luis de 1942-44.

Después de todo, la ofensiva de San Francisco quedó 15 puntos porcentuales atrás de Cincinnati, la más productiva del circuito.

Pero los duelos particulares en la temporada regular fueron parejos. Los Gigantes ganaron dos de tres en su casa en abril y los Filis hicieron otro tanto al recibirles en agosto.

Ojo a estos datos y factores:

-Halladay tiene foja de 0-2 de por vida contra los Gigantes y efectividad de 7.23, las más alta ante cualquier rival que ha enfrentado por lo menos tres veces.

-La efectividad de Lincecum en sus últimas cinco aperturas ante los Filis es un microscópico 1.45. La de Sánchez es de 2.77 en cinco salidas y ganó dos partidos este año. A Cain no le ha ido tan bien, aunque registró 2.77 en dos aperturas desde 2008.

-El AT&T Park, el espacioso estadio de San Francisco favorece a los lanzadores, y los bateadores de Filadelfia han penado en el mismo, apenas .199 de promedio en 10 juegos las últimas tres temporadas.

-El cuarto y quinto juegos están previstos a arrancar al atardecer de San Francisco, provocado sombras que no ayudan a los bateadores.

Fuente:AP

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